Descripción
Ella se metió en problemas, con sus cinco pies y seis pulgadas de altura. Incluso su nombre era una advertencia de que las cosas estaban a punto de ponerse mal para mí, muy pronto: "Storm". La señorita Susie Storm, parada allí con un vestido azul hecho a medida para quitarle años de vida a cualquiera que la viera, grande como la vida en mi oficina de mala muerte. La muñeca necesitaba un detective privado para encontrar a su novio. Parece que había hecho un acto de desaparición: un tal "Profesor Richards", un intelectual con mala suerte que de alguna manera había logrado mucho más de lo que esperaba. No quería aceptar su caso, pero mi cuenta bancaria decía lo contrario y, además: había algo en ella. Una sensación de peligro tal vez, pero también, vulnerabilidad. Llámame tonta, pero el mundo es un lugar duro, y yo no quería hacerlo más duro para ella. Por supuesto, no pasó mucho tiempo antes de que deseara haber tenido el buen sentido de mantener la distancia...